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4 de septiembre de 2012

SOBRE EL SÍNDROME POSTVACACIONAL

Según asegura Según asegura Joaquín Conesa Pérez, psicólogo del Hospital USP San Carlos de Murcia los síntomas emocionales que experimentan al menos el 50% de la población trabajadora tras las vacaciones de verano no se consideran una enfermedad. De hecho, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales jamás ha reconocido el denominado síndrome postvacacional como tal. En su opinión, "la irritabilidad y el desánimo que se manifiestan al volver al trabajo se corresponden con un estado de ánimo pasajero y breve más o menos negativo, pero nunca comparable con una enfermedad como la depresión, que presenta un cuadro médico mucho más severo y requiere una recuperación variable en función del paciente". Por otra parte el psicólogo clínico Esteban Cañamares considera que el 'síndrome postvacacional' "es un término que se ha exagerado" y se ha generalizado en la sociedad, ya que argumenta que "la mayor parte de los trabajadores no lo sufre" y que "sólo lo padecen aquellas personas que se hayan visto sometidas a mobbing en su empleo". Según Cañamares, la mayoría de los trabajadores se incorporan al su puesto sin problemas tras su vacaciones, "lo único que se siente es el sueño del primer día y el esfuerzo que hay que realizar al cambiar las rutinas como madrugar o aguantar al jefe, algo que no tiene mayor importancia", añade el experto. 
Los resultados de los estudios acerca de estos síntomas son muy variables. No hay un perfil de persona definido tendente a padecerlo, más bien depende del tipo del puesto de trabajo. Según Joaquín Conesa, "está más relacionado con el número de tareas que con la responsabilidad del cargo". También influye si está expuesto al público y el nivel de estrés. 
Otro factor que aviva estos síntomas es el tiempo de inactividad, "al igual que ocurre con el deporte. A mayor período de vacaciones, mayor esfuerzo lleva la reincorporación". Por ello cada vez menos trabajadores toman un mes seguido de vacaciones. La solución, según Joaquín Conesa, radica en un cambio de modelo cultural para convencernos de que el trabajo ayuda y potencia la salud mental. La vuelta a la actividad laboral se debe aceptar como algo natural e intentar llevar una vida ordenada: dormir bien, realizar descansos durante el día de 15 minutos (cinco aproximadamente), mantener una alimentación sana, realizar ejercicio físico y no hablar demasiado sobre el tema para no crear dolencia colectiva. 
Cañamares recomienda a las personas que finalizan sus vacaciones que el primer día de trabajo "piensen en que el empleo nos aporta un sueldo, un contacto con los compañeros y un puesto en la sociedad y, que en tres o cuatro días, se ha pasado". El verdadero síndrome postvacacional, según el psicólogo, lo padecen las personas que han sufrido mobbing, quienes "ven el trabajo como una amenaza, como un acoso y como un ataque". En ellos, el síndrome "se detecta por los altos niveles de ansiedad y depresión que presentan" al volver al trabajo. En ese caso, las soluciones son más complejas y deben ser atendidas por profesionales.
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